Me pidieron que escribiera un poema o un cuento sobre la mujer, seguramente debido a que hace unos días fue el día internacional de la mujer, no fue una poesía ni un cuento con final feliz lo que surgió en la pantalla, pero sí un texto sobre lo que hoy por hoy significa ser mujer y no morir en el intento.
¿Reto o Destino Prefabricado?
Por Rosalba Ceja Urrutia
Ser mujer ¿es un desafío o un destino proyectado desde que te ponen el primer moño rosa? desde niña te enseñan tu papel, reglas y comportamientos, a vestir de rosa aunque tu color favorito sea el azul, a jugar a la mamá, las comiditas, planchar, cuidar bebes y un largo etcétera de quehaceres domésticos o a ser la rubia tonta cuya principal labor es vestir a la última moda.
Si eliges ese camino, el futuro ya esta “asegurado” puedes ser feliz, ya sabes como será tu existencia, que la fecha más importante de tu vida será el día de tu boda, que los juegos de niña continuarán eternamente: planchar, lavar, hacer la comidita, cuidar al bebe… luego vendrán lagrimas cuando haga su primera presentación en el kinder disfrazado de flor o abeja, organizaras las mejores fiestas de cumpleaños, primera comunión, navidad, graduaciones, esperaras ser la mejor mamá del mundo, soportar desde malos tratos hasta infidelidades porque al hombre hay que tolerarle todo si se quiere ser la esposa perfecta hasta que la muerte u otra los separe y envejecer al lado de marido. Actualmente este rol ya tiene algunas variantes, la mujer tiene que salir a trabajar por necesidad más que por gusto, lo que significa doble trabajo, pero el destino no cambia mucho sobre todo si sólo se aspira a puestos operativos (secretarias, recepcionistas, empleadas de mostrador) que ayuden a obtener una entrada extra de dinero para sacar las cuentas. Pero las mujeres poco a poco han ido dándose cuenta que el protagónico de la perfecta ama de casa, ya no es su único destino, que existe un sin fin de posibilidades a elegir.
¿Y qué pasa con estas mujeres que deciden romper el molde? en la sociedad mexicana, se la ven bastante difícil, el machismo predominante en esta casta no les ve con buenos ojos, conseguir el reconocimiento en el trabajo es cinco veces más difícil que para un hombre, si es bonita no creerán que es lista, si es más inteligente que bonita le cierran las puertas ni siquiera le darán la oportunidad de demostrar lo que puede hacer. Una vez dentro de un trabajo, a luchar por hacer valer su voz, tendrá que soportar muchos nos a sus ideas, robos de proyectos (ella propone y el jefe dispone quien lleve acabo su idea) y ocupar un puesto directivo es tan difícil como un Purepecha con ojos azules. Habrá que conseguir algo espectacular y en ocasiones demandar ser reconocida a pesar de sus logros, a diferencia de un hombre que con una simple recomendación o por ser el pariente de “X” que tiene un puesto alto en el escalafón se le dá un buen puesto, una gran oportunidad o simplemente se le brindan los elementos para que crezca y se desarrolle en sus funciones.
Cada vez se les da más oportunidades, lentamente los altos mandos van aceptando que las mujeres son y pueden ser tan o más eficaces, eficientes y efectivas que cualquier hombre con todo y sus vaivenes emocionales, que al final de cuentas aunque en la realidad existen debido a cambios hormonales propios del sexo femenino, estos no significan que en estos lapsos deje de ser productiva y funcional.
El matriarcado es algo que se ve venir en un futuro, los escépticos que creen lo contrario tendrían que pararse a observar a su alrededor, es increíblemente más alto el porcentaje de féminas al de varones, tomando cursos, talleres, diplomados, maestrías, idiomas o cualquier clases, personalmente lo he comprobado. Ese mote de que las mujeres entran a estudiar una licenciatura M.M.C. (mientras me caso) se esta convirtiendo en una leyenda urbana. Por algo se dice que el peor enemigo de una mujer es otra, porque si ella se lo propone contra todos los pronósticos llegará a su meta, así muera en el intento.
Por sí fuera poco, conseguir un hombre que tenga la suficiente seguridad como para no sentirse opacado o menos por que su mujer gane o sea más exitosa que él es casi imposible. Se supondría que hombres con basta educación querrían mujeres inteligentes, preparadas, exitosas con las cuales compartir una interesante charla sobre arte, negocios, ciencia, política etc. Que buscarían tener a su lado a una mujer a la que admiren; resulta que prefieren a la previsible y sumisa ama de casa, quizá este reto sea mayor que el de ser reconocidas en el campo laboral, en una sociedad predominantemente machista, porque la soledad tampoco es algo para lo que se ha educado, es un estigma estar solo, inclusive cuando se es por completa elección.
Lo que estos machos no saben sobre esta nueva raza de mujeres, es que el hecho de que ellas quieran ser algo más que la abnegada servidora de ellos e hijos, se las saben arreglar para hacerles la vida menos infeliz, que sus éxitos no están peleados con la ternura, el romanticismo, el apoyo incondicional y todo lo que implica el amor de pareja, que una madre realizada criara hijos emocionalmente más sanos y seguros (quien esta contento consigo mismo, trasmite cosas positivas), la gran diferencia es que exigirán reciprocidad de su pareja para ayudar de vez en cuando en la casa, querrá porras cuando se enfrente a retos, compartirá el timón y sacará cubetazas de agua cuando el barco se hunda, antes de ser la primera que brinque a la balsa salvavidas. Ella no quiere ser más o menos que su pareja, pretende compartir responsabilidades y obligaciones, así como las vacas gordas y flacas, por supuesto que quiere ser protegida, cuidada pero no sobreprotegida ni sobreprotectora, quiere que la dejen arriesgarse, que la dejen demostrar sus capacidades y habilidades.
Ser mujer en el siglo XXI no es nada simple, pero no cabe duda que es más divertido a hace algunos años, en el que no había otras opciones, aunque nos quejemos por la falta de oportunidades, por lo menos no nos quedaremos con la incógnita de que habría pasado si… y lo mejor le estamos haciendo el camino menos empedrado a las nuevas generaciones.
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