viernes, 11 de julio de 2008

Muros

Una calle transitada por el tiempo
abre un sendero a través de la lenta vela triste
deambula solitaria por una ciudad
plagada de transeúntes callados
encuentros de ojos brillantes
despedidas de cuencas muertas
baúles debajo de aceras
llenos de símbolos transformados en historias,
siluetas invisibles se adhieren a sus viejas paredes,
voces en sus muros susurran palabras
en un idioma incomprensible
con los primeros rayos del sol
como duendes guardan silencio.

Pies despojados

Tarde de junio
aquí todo duerme
sólo el zumbido de una ausencia
merodea el silencio
mientras escribo estas páginas efímeras espumas
que buscan convertirse en olas de palabras
romper en un precipicio formando ecos
agito un abanico
espero que su viento
se lleve la maldita angustia
bajo la cama
unos tenis cansados
no quieren caminar
se niegan llevarme a alguna parte
parecen un cementerio olvidado
una lápida sucia, vieja, abandonada por los gusanos
el agua se filtra por un orifico
provocado por el clavo de una tabla
que se atravesó en su camino
una correa se rompe tras un tirón
no desea ser anudada
sólo queda andar descalzo
sentir como quema el piso
esquivar piedras, vidrios y alguna que otra mierda
del perro del vecino
¡a la basura los viejos tenis¡
compañeros de mil y un batallas
descansen del peso
de mi carreta llena de memorias.

Cero grados

Un abrigo con toda su tristeza en los brazos
es enviado a la tintorería
se purifica de recuerdos
lana que el pasado cubrió el frío de una oveja
mañana, cobijará del invierno la piel blanca
que tiembla por la ausencia
de un cuerpo enredado en su silueta.

Conspiración de ángeles

Cuerpos de cristal
transmutan en parafina líquida tras el calor
del roce de sus pieles
ignoran se acerca el fin
se presagia la conspiración de ángeles
para cortar el último hilo delgado
que une el pasado y presente
dos almas dudan
de sus reverencias al dios de la separación
quién asoma su rostro amorfo
generando pánico al dolor
que deviene por el desprendimiento de entes
soñaron ser uno
la bola de cristal queda en blanco
el lienzo muestra una pintura con ausencia de color
las aceras que antaño ardían de calor por sus huellas al pasar
se cubren de un delgado hielo
se escucha una música con notas negras de silencio
alrededor todo permanece inmóvil
sólo a lo lejos una niña
se queda con sus brazos abiertos al cielo
llenados por la vacía soledad
en el cielo las nubes son desintegradas por un fuerte viento
una estrella palpita triste
el eclipse derrama una lágrima
todo se metamorfosea en nada.

Púrpura

Entre cientos de pétalos marchitos tiradas sobre la tierra, ella camina por el viejo sendero de siempre, su vestido largo de gasa color púrpura, roza ligeramente el suelo al andar; guantes cortos del mismo matiz, un sombrero con un par de flores de jacaranda reposa en su cabeza, la mirada baja, en sus ojos tiembla una lágrima que no desea caer, un viento fresco cruza su cuerpo, meciendo cual cuna su largo cabello.

Su vida cabe en una bolsa tejida colgada de su mano, el guardapelo lleva un beso, un frasco de perfume con lágrimas de alegría de una noche de amorosa pasión y tristeza tras el adiós; el espejo que refleja la última sonrisa evocada por él al verla, aretes que conservan los “te amo”, pulseras que recogieron caricias, un collar de ausencias en cada perla, un monedero con recuerdos arrojados al olvido.

Ese azul placer

Lanzas un callado toque de queda,
escucho al viento murmurar “es tiempo”
el instante roba la magia,
marcha con tus manos de gurú
que hablan hechiza- melodía,
peces y mar guardan el misterio
de sutiles caricias
entre lenguas embriagadas
por un nuevo idioma,
ese azul placer agridulce
de amor-desamor,
regresa envuelto de sabor sangre,
tinto consagrado en tu cáliz
espero un nuevo crepúsculo,
la oportunidad de liberar demonios,
qué importa la condena
de sentir el devastador miedo rondando
los pasillos de la memoria
vale desnudar los ojos
delante hermosos cuervos negros
por el beso de un dragón blanco.


Alba Madrugada