Lanzas un callado toque de queda,
escucho al viento murmurar “es tiempo”
el instante roba la magia,
marcha con tus manos de gurú
que hablan hechiza- melodía,
peces y mar guardan el misterio
de sutiles caricias
entre lenguas embriagadas
por un nuevo idioma,
ese azul placer agridulce
de amor-desamor,
regresa envuelto de sabor sangre,
tinto consagrado en tu cáliz
espero un nuevo crepúsculo,
la oportunidad de liberar demonios,
qué importa la condena
de sentir el devastador miedo rondando
los pasillos de la memoria
vale desnudar los ojos
delante hermosos cuervos negros
por el beso de un dragón blanco.
Alba Madrugada
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