miércoles, 10 de septiembre de 2008

Ojos cegados

Que deleite es apagar los sentidos, perder la vista para dejar que el tacto se vuelva más sensible y las manos encuentren laberintos de pieles, sentir el cambio de texturas que vibran con cada caricia, la revelación de pezones y el falo erectos, incrementar el olfato que se llena de olores del perfume del deseo; intensificar el oído que escucha las palabras de un idioma que sólo el placer es capaz de interpretar, descubrir sabores nuevos emanados del arrebato, permitir descansar a las fuerzas, que nos abandonan con cada beso de agua y van abriendo portales para recibir el dulce tacto de unos dedos insaciables, de una lengua docta en despertar al cómplice del vicio de la avaricia, que derrite la última frontera e invita al intruso a la fiesta de unos labios que le dan la bienvenida, ansiosos de conocerle, de incitarle a que entre una y otra vez a su casa oscura, suave y húmeda, llenada de luz con su presencia, deseosa de ser inundada en su río subterráneo entre espumas blancas, navegando por parajes profundos, controlados por el sonido de aguas que chocan contra piedras delicadas, hasta desembocar en la cascada blanca, que surge de la pasión desatada por el roce de huracanes, arrebatados de algún lugar conocido por los instintos feroces, que desgajan pieles encantadas por el goce de aullidos de lobos en celo, domados por el vuelo de nubes de hielo fundido por la única muerte que concibe vida.

Alba (désirer)

5/09/08

martes, 5 de agosto de 2008

Ausencia

Es olvidar si los besos saben, huelen o se sienten

Descansar sobre almohadas
porqué no hay hombros para sosegar las tristezas y alegrías.

Escuchar el timbre de una voz lejana en la memoria.

Reflejar una mirada perdida en la noche
sin consuelo de lunas luciérnagas.

Enfrentar el frío inextinguible de un sillón vacío.

No encontrar con que sellar
un diminuto orificio por donde escapa la euforia.

Ver danzar los no que se niegan rotundamente a ser sí.

Dejar correr por todas partes los recuerdos
libres de lanzar la daga a la menor provocación.

Esconder miradas tristes debajo de la cama.

Ser tan libre para ignorar que hacer.

Plantar en el jardín seres oscuros
y alimentarlos de envidia, rabia y maldiciones.

Es odiar los fines de semana que se jactan
ante calladas puertas muertas.

Saber que fuiste, pero ya no eres
más que un simple platillo que los comensales
disfrutaron durante la cena.

Desear un poco más de su esencia
transitando por la piel.

Escuchar esos pasos a media mañana
un aliento robando el aire
palabras interrumpiendo el silencio.

Tejer telarañas que atrapan humos de cigarrillos solitarios

Humedecer antaños instantes con huracanes.

Destruir cimientos de castillos
cuentos de hadas y princesas
porque en la vida real no siempre hay finales felices.

Ver como el tiempo partió sin despedirse

Buscar en cada rincón con desesperación
la caja de Pandora que se llevo consigo.

Inventar que hay mañanas.

Pensar, que esto también pasara
mientras la tarde desangra rosas
y las copas chocan brindando por los ausentes.

Temer que el vacío compró un boleto de permanencia involuntaria
y transmitirá hasta la muerte el mismo corto: soledad.


Alba (presencias)
9/08/06

viernes, 11 de julio de 2008

Muros

Una calle transitada por el tiempo
abre un sendero a través de la lenta vela triste
deambula solitaria por una ciudad
plagada de transeúntes callados
encuentros de ojos brillantes
despedidas de cuencas muertas
baúles debajo de aceras
llenos de símbolos transformados en historias,
siluetas invisibles se adhieren a sus viejas paredes,
voces en sus muros susurran palabras
en un idioma incomprensible
con los primeros rayos del sol
como duendes guardan silencio.

Pies despojados

Tarde de junio
aquí todo duerme
sólo el zumbido de una ausencia
merodea el silencio
mientras escribo estas páginas efímeras espumas
que buscan convertirse en olas de palabras
romper en un precipicio formando ecos
agito un abanico
espero que su viento
se lleve la maldita angustia
bajo la cama
unos tenis cansados
no quieren caminar
se niegan llevarme a alguna parte
parecen un cementerio olvidado
una lápida sucia, vieja, abandonada por los gusanos
el agua se filtra por un orifico
provocado por el clavo de una tabla
que se atravesó en su camino
una correa se rompe tras un tirón
no desea ser anudada
sólo queda andar descalzo
sentir como quema el piso
esquivar piedras, vidrios y alguna que otra mierda
del perro del vecino
¡a la basura los viejos tenis¡
compañeros de mil y un batallas
descansen del peso
de mi carreta llena de memorias.

Cero grados

Un abrigo con toda su tristeza en los brazos
es enviado a la tintorería
se purifica de recuerdos
lana que el pasado cubrió el frío de una oveja
mañana, cobijará del invierno la piel blanca
que tiembla por la ausencia
de un cuerpo enredado en su silueta.

Conspiración de ángeles

Cuerpos de cristal
transmutan en parafina líquida tras el calor
del roce de sus pieles
ignoran se acerca el fin
se presagia la conspiración de ángeles
para cortar el último hilo delgado
que une el pasado y presente
dos almas dudan
de sus reverencias al dios de la separación
quién asoma su rostro amorfo
generando pánico al dolor
que deviene por el desprendimiento de entes
soñaron ser uno
la bola de cristal queda en blanco
el lienzo muestra una pintura con ausencia de color
las aceras que antaño ardían de calor por sus huellas al pasar
se cubren de un delgado hielo
se escucha una música con notas negras de silencio
alrededor todo permanece inmóvil
sólo a lo lejos una niña
se queda con sus brazos abiertos al cielo
llenados por la vacía soledad
en el cielo las nubes son desintegradas por un fuerte viento
una estrella palpita triste
el eclipse derrama una lágrima
todo se metamorfosea en nada.

Púrpura

Entre cientos de pétalos marchitos tiradas sobre la tierra, ella camina por el viejo sendero de siempre, su vestido largo de gasa color púrpura, roza ligeramente el suelo al andar; guantes cortos del mismo matiz, un sombrero con un par de flores de jacaranda reposa en su cabeza, la mirada baja, en sus ojos tiembla una lágrima que no desea caer, un viento fresco cruza su cuerpo, meciendo cual cuna su largo cabello.

Su vida cabe en una bolsa tejida colgada de su mano, el guardapelo lleva un beso, un frasco de perfume con lágrimas de alegría de una noche de amorosa pasión y tristeza tras el adiós; el espejo que refleja la última sonrisa evocada por él al verla, aretes que conservan los “te amo”, pulseras que recogieron caricias, un collar de ausencias en cada perla, un monedero con recuerdos arrojados al olvido.

Ese azul placer

Lanzas un callado toque de queda,
escucho al viento murmurar “es tiempo”
el instante roba la magia,
marcha con tus manos de gurú
que hablan hechiza- melodía,
peces y mar guardan el misterio
de sutiles caricias
entre lenguas embriagadas
por un nuevo idioma,
ese azul placer agridulce
de amor-desamor,
regresa envuelto de sabor sangre,
tinto consagrado en tu cáliz
espero un nuevo crepúsculo,
la oportunidad de liberar demonios,
qué importa la condena
de sentir el devastador miedo rondando
los pasillos de la memoria
vale desnudar los ojos
delante hermosos cuervos negros
por el beso de un dragón blanco.


Alba Madrugada

martes, 27 de mayo de 2008

Girasol acuático

Para Vincent.

Girasol acuático.


Llegué a casa, mire al techo esperando encontrarme a la gata que sospecho adopto nuestras azoteas como casa, cuando ve que la vecina o yo llegamos, se asoma y lanza su miiiiauuu repetitivo como si nos diera la bienvenida, aunque no me gustan los gatos, comienzo a tomarle cariño, hoy no salió a mi encuentro.

Entre a casa después del ritual de pasar por tres chapas, me acerque como suelo hacer, para avisarles que había llegado con un saludo, y le vi muerto, pensé que el calor o alguna infección le habría matado, pero al acercarme el olor penetrante a sangre y carne recién mutilada me ataco, le vi con varias heridas, apenas ayer estaba tan bien, se veía tan lindo con su cola blanca casi transparente, adornada por unos lunares negros, mientras tomaba un descanso le observe un buen rato, después de limpiar la casa y finalmente tirar tres bolsas llenas de ropa, que con la que tuve que ser firme y dejar ir definitivamente (jamás la voy a usar, mandar a arreglar o pondrá nuevamente de moda), la mochila compañera de mil y un batallas (ya merecía descansar), una colchoneta a la que nunca se le quito el olor a humedad después de que a mi madre la lavo, y que seguramente me retara cuando se entere, papeles, pinturas caducadas, lentes descompuestos entre otras cosas que uno va acumulando a través de los años y que aunque pienses que algún día te serviran, pasan años y no sirven más que para llenarte de cosas inútiles.

Hoy esta ahí boca arriba sin vida, a la primera que recordé fue a la vendedora, maldita vieja¡¡ prometió que eso no sucedería, le creí, al principio parecía que solo era un juego inocente, pequeñas mordiditas en la cola, incluso llegue a observar que Vincent(alias gordito, es un glotón puede estar comiendo todo el día) era quien provocaba a Sabrina (alias la Pirus, no por ser una chica mala, sino por que es una piraña), pero el tonto no tiene dientes, y la otra aunque era más pequeña ya tenía pequeños dientecito con lo que le arrancaba pedacitos de cola; decidí separarlos cuando vi que no sólo la cola estaba mordida, sino que ya sólo le quedaba una aleta, así que castigue a Sabrina antes de que terminara con la cola de Vincent, separándolos, a falta de otra pecera un pequeño garrafón fue la solución,a Sabrina no le cayó bien el cambio, se le veía inquieta, temerosa, por lo que les volví a reunir y parece que la Pirus había aprendido la lección, dejo en paz a Vincent y hasta me tomo cierto miedo. Hace unos días comencé a observar que Sabrina tenía más apetito, generalmente después del castigo no me dejaba verla comer, pero ahora había aprendido que siempre les alimentaba en las mañanas, y en cuanto me veía acercar, ya estaba mostrando los dientes, en espera del ansiado alimento, mostrándose un tanto desesperada como suelen verse en los documentales o las películas.

De alguna manera, quizá jugando no lo sé, pero su instinto afloro, la cola casi completamente devorada, mordidas en la boca, la parte baja y la cuenca de un ojo vacía, quizá solo al intentar quitarle algo de alimento mordió sin querer a Vincent y el olor de la sangre despertó su instinto, en algún lugar vi, escuche o alguien me dijo que eso podría suceder. El hecho es que se comió al gordito, le vi muy tranquila como escondiéndose, como si fuera un perro con la cola entre las patas cuando hacen una travesura, el agua que ayer lucia transparente, se ve sucia, el olor a carne fresca es tan penetrante que tuve que rociar aromatizante para eliminar el hedor.

En unos días cumplirían su primer año conmigo, mis únicos testigos de lagrimas y risas, pensaba regalarles una pecera más grande, ya que ambos habían crecido, sobretodo la Pirus de los dos centímetros que media cuando la adopte, ahora ya mide de 8 a 10 cm, y aún le falta mucho por crecer y sospecho filosos dientes por salir.

Le envolví con papel de cocina, escogí una caja, la selle con cinta canela y mañana le lanzaré a algún río, de regreso al agua, no pude evitar derramar un par de lagrimas, él era mi gordito, Vincent en honor al pintor, por que tenía los colores de la pintura “Los Girasoles” de Vincent de Van Gogh, ese amarillo que tanto le fascinaba al artista, quien lo hubiera sospechado que ambos serían mutilados y tendrían una muerte violenta.

Extrañamente estos días me había estado rondando la idea de que quizá sería un buen negocio un cementerio para mascotas, cerca de casa, a un lado de un rosal hay una lapida de no más de 15 x 30 cm, con el nombre de Floyd, 1998-2000 y un hueso tallado. No le conocí, pero siempre que paso le digo “hola”, me encanta para comenzar su nombre (quiero pensar que a su dueño es fan de Pink Floyd) y en seguida, el que debieron apreciar mucho a su mascota para mandarle a hacer una lapida. La gente que nunca ha tenido y amado a una mascota pensarán que estoy loca, por sentarme a escribir sobre un pez japonés asesinado por una piraña (sólo a mi se me ocurre tener de mascota una piraña, tienen razón estoy un poquito loca) pero también estoy segura que quienes han amado a un perro, gato, tarántula, serpiente o como el sobrino de una amiga que lloraba inconsolablemente suplicando a su mamá que no matará a su mascotita (un piojo residiendo en su cabeza) entienden lo que es decir adiós a un pequeño compañero, aunque nunca te hayan dicho una palabra, te regalaron gestos y miradas que se quedan, fue un placer alimentarte, intentar cuidarte, quererte y verte nadar. Buen viaje Vincent, mi girasol acuatico.

viernes, 4 de abril de 2008

miércoles, 19 de marzo de 2008



La Calma


Atardecer entre azoteas de Tarímbaro


Me pidieron que escribiera un poema o un cuento sobre la mujer, seguramente debido a que hace unos días fue el día internacional de la mujer, no fue una poesía ni un cuento con final feliz lo que surgió en la pantalla, pero sí un texto sobre lo que hoy por hoy significa ser mujer y no morir en el intento.

¿Reto o Destino Prefabricado?
Por Rosalba Ceja Urrutia

Ser mujer ¿es un desafío o un destino proyectado desde que te ponen el primer moño rosa? desde niña te enseñan tu papel, reglas y comportamientos, a vestir de rosa aunque tu color favorito sea el azul, a jugar a la mamá, las comiditas, planchar, cuidar bebes y un largo etcétera de quehaceres domésticos o a ser la rubia tonta cuya principal labor es vestir a la última moda.

Si eliges ese camino, el futuro ya esta “asegurado” puedes ser feliz, ya sabes como será tu existencia, que la fecha más importante de tu vida será el día de tu boda, que los juegos de niña continuarán eternamente: planchar, lavar, hacer la comidita, cuidar al bebe… luego vendrán lagrimas cuando haga su primera presentación en el kinder disfrazado de flor o abeja, organizaras las mejores fiestas de cumpleaños, primera comunión, navidad, graduaciones, esperaras ser la mejor mamá del mundo, soportar desde malos tratos hasta infidelidades porque al hombre hay que tolerarle todo si se quiere ser la esposa perfecta hasta que la muerte u otra los separe y envejecer al lado de marido. Actualmente este rol ya tiene algunas variantes, la mujer tiene que salir a trabajar por necesidad más que por gusto, lo que significa doble trabajo, pero el destino no cambia mucho sobre todo si sólo se aspira a puestos operativos (secretarias, recepcionistas, empleadas de mostrador) que ayuden a obtener una entrada extra de dinero para sacar las cuentas. Pero las mujeres poco a poco han ido dándose cuenta que el protagónico de la perfecta ama de casa, ya no es su único destino, que existe un sin fin de posibilidades a elegir.

¿Y qué pasa con estas mujeres que deciden romper el molde? en la sociedad mexicana, se la ven bastante difícil, el machismo predominante en esta casta no les ve con buenos ojos, conseguir el reconocimiento en el trabajo es cinco veces más difícil que para un hombre, si es bonita no creerán que es lista, si es más inteligente que bonita le cierran las puertas ni siquiera le darán la oportunidad de demostrar lo que puede hacer. Una vez dentro de un trabajo, a luchar por hacer valer su voz, tendrá que soportar muchos nos a sus ideas, robos de proyectos (ella propone y el jefe dispone quien lleve acabo su idea) y ocupar un puesto directivo es tan difícil como un Purepecha con ojos azules. Habrá que conseguir algo espectacular y en ocasiones demandar ser reconocida a pesar de sus logros, a diferencia de un hombre que con una simple recomendación o por ser el pariente de “X” que tiene un puesto alto en el escalafón se le dá un buen puesto, una gran oportunidad o simplemente se le brindan los elementos para que crezca y se desarrolle en sus funciones.

Cada vez se les da más oportunidades, lentamente los altos mandos van aceptando que las mujeres son y pueden ser tan o más eficaces, eficientes y efectivas que cualquier hombre con todo y sus vaivenes emocionales, que al final de cuentas aunque en la realidad existen debido a cambios hormonales propios del sexo femenino, estos no significan que en estos lapsos deje de ser productiva y funcional.

El matriarcado es algo que se ve venir en un futuro, los escépticos que creen lo contrario tendrían que pararse a observar a su alrededor, es increíblemente más alto el porcentaje de féminas al de varones, tomando cursos, talleres, diplomados, maestrías, idiomas o cualquier clases, personalmente lo he comprobado. Ese mote de que las mujeres entran a estudiar una licenciatura M.M.C. (mientras me caso) se esta convirtiendo en una leyenda urbana. Por algo se dice que el peor enemigo de una mujer es otra, porque si ella se lo propone contra todos los pronósticos llegará a su meta, así muera en el intento.

Por sí fuera poco, conseguir un hombre que tenga la suficiente seguridad como para no sentirse opacado o menos por que su mujer gane o sea más exitosa que él es casi imposible. Se supondría que hombres con basta educación querrían mujeres inteligentes, preparadas, exitosas con las cuales compartir una interesante charla sobre arte, negocios, ciencia, política etc. Que buscarían tener a su lado a una mujer a la que admiren; resulta que prefieren a la previsible y sumisa ama de casa, quizá este reto sea mayor que el de ser reconocidas en el campo laboral, en una sociedad predominantemente machista, porque la soledad tampoco es algo para lo que se ha educado, es un estigma estar solo, inclusive cuando se es por completa elección.

Lo que estos machos no saben sobre esta nueva raza de mujeres, es que el hecho de que ellas quieran ser algo más que la abnegada servidora de ellos e hijos, se las saben arreglar para hacerles la vida menos infeliz, que sus éxitos no están peleados con la ternura, el romanticismo, el apoyo incondicional y todo lo que implica el amor de pareja, que una madre realizada criara hijos emocionalmente más sanos y seguros (quien esta contento consigo mismo, trasmite cosas positivas), la gran diferencia es que exigirán reciprocidad de su pareja para ayudar de vez en cuando en la casa, querrá porras cuando se enfrente a retos, compartirá el timón y sacará cubetazas de agua cuando el barco se hunda, antes de ser la primera que brinque a la balsa salvavidas. Ella no quiere ser más o menos que su pareja, pretende compartir responsabilidades y obligaciones, así como las vacas gordas y flacas, por supuesto que quiere ser protegida, cuidada pero no sobreprotegida ni sobreprotectora, quiere que la dejen arriesgarse, que la dejen demostrar sus capacidades y habilidades.
Ser mujer en el siglo XXI no es nada simple, pero no cabe duda que es más divertido a hace algunos años, en el que no había otras opciones, aunque nos quejemos por la falta de oportunidades, por lo menos no nos quedaremos con la incógnita de que habría pasado si… y lo mejor le estamos haciendo el camino menos empedrado a las nuevas generaciones.
Esta noche no hay vecinos, a lo lejos solo se escucha el ruido de la bomba de la pecera, el tinaco llenándose de agua y el silbido del velador.

La rutina esta por terminar, una vez más me encuentro en medio de caminos sin saber cual elegir, una vez más tengo que vestir el traje de guerrera, la batalla comienza con el escuadrón conformado por mi, por mi y por mi.

Soy el único soldado que dará pelea, no habrá quien me cubra la espalda, ni quien me cargue si resulto herido, tendré que arrastrarme hasta mi cuartel, lamer y curar mis heridas, entrelazar mis manos para darme consuelo, dejar que la almohada absorba mis lagrimas a falta de un hombro.

La desilusión acarrea a la soledad, que embiste lentamente la carne, taladra los huesos, limpio como un picahielo no derrama ni una gota de sangre, el daño va por dentro.

Algunas noches hay función, se levanta el telón y las luces, las miradas caen sobre mi cabeza, olvido por momentos que estamos en guerra, al terminar, la realidad ataca de nuevo, me vuelvo de papel, el que pueden hacer pedazos, arrugar y lanzar a la basura, volver cenizas, escribo sobre mi lo que no puedo hablar, soy la pagina que se pierde entre miles de un grueso libro, la receptora de una lagrima que cae sobre una carta que anuncia una despedida, la hoja en blanco con la que nadie quiere escribir su historia.

Alba (en uno de esos malos días)
7/03/2008
Hoguera

Quiero devorar tu fuego,
han pasado horas y aún te siento
quemándome tan dentro.

Soy tierra y tu ser me transforma en lava candente,
mis manos no son las mismas
después de confesar a tu piel
y convertirla en una cantata desconocida
que suena mientras la toco.

Mi espíritu,
muto después de que tu lo has capturado.

La hermosa oscuridad era mi conocida compañera,
eres culpable de convertirla en luz,
alba que inunda mi habitación,
que fotografía mi triste faz,
tu llama me regalo una sonrisa desconocida,
olvidada en un cofre
reflejada en el espejo de tus parpados.

Me devuelves al mar
en el ocaso de un sueño,
donde capturamos en una copa de cristal
el vino que emana la noche,
tus besos son diamantes que caen sobre la arena
brillando por la aura boreal
entre nubes de letras que vuelan.

Alba (llena de luz)


La Despedida

Te dejo ir mi querido Señor
cómo encontrar resignación
a no verte, no escuchar tu voz
y no sentir tus labios sobre los míos?

No encuentro consuelo entre el aceite de colores
en el fondo de una botella de vino
en las cenizas de mil cigarrillos
la receta de Sabines
para curarme de ti en una semana
no me sirve.

Si tantas veces ya te di
mi fé, mi vientre húmedo
mi miedo cautivo
mi lluvia interminable
mi color
mi lado iluminado
mi ser tierno y oloroso
mi esencia
mis fantasías eróticas
la hoguera de mis sentidos.

Se me agotan los pretextos
para llamarte y no hay respuesta
que más puedo ofrecerte?
sólo no sea esta alma en pena
y quién quiere una llorona penando en un río
la llama de una vela marchita.

Si es tan fácil amar a la rosa
y no quieres detenerte a acariciar
a conocer sus espinas.

Alba (sin comentarios)
9/02/08

jueves, 7 de febrero de 2008

CAIDA LIBRE

No es que muera de amor, muero de ti,
Muero de ti, amor, de amor de ti,
De urgencia mía de mi piel de ti,
De mi alma de ti y de mi boca
Y del insoportable que soy sin ti.
Me muero, te muero, lo morimos.
J.Sabines.
Me descubro, te descubro, nos descubrimos
en medio de paredes desnudas
nuestras carnes se conocieron,
olfatearon cada recoveco
probaron su jugo caramelo,
mordieron labios, pezones, vientres.

Los cabellos se enredaron
las lenguas callaron
para convertirse en dedos
furiosos, suaves, tiernos.

Cegamos la vista
para ver a través del tacto
siguiendo la dirección
que sentenciaban los suspiros.

Caigo, te caes, caemos
desperdiciamos el vuelo
las alas del miedo no son confiables
destruyen su plumaje
hasta quedar en fríos huesos.

Me pierdo, te pierdo, nos perdemos
en una muralla de notas negras que rompe ecos,
entre lunas gemelas espiral desoladas
donde aquella madrugada
se suspendió el tiempo.

Te olvido, me olvidas, nos olvidamos
en la sonata de una poesía,
tras la melancolía de un violín
en pieles blancas que anhelan ser escritas…
al menos eso queremos creer.


23/01/08
Alba (yo, tu y nosotros?)





Bitácora de un accidente.

“Bitácora de un accidente”

Si duele, es porque aún estas vivo.


18 diciembre 2006

Dicen que la vida esta hecha de momentos, la muerte también, en definitiva Cronos es el gran dios, quien decide en qué instante tu vida se detiene, como una pompa de jabón te toca y hace que todo estalle, el poder del tiempo es tan fuerte, que es quien decide cuando dejas de existir o en ocasiones es compasivo y sólo toca las manecillas de tu reloj, obligándote a hacer una pausa en tu vida; aquél día supe lo que realmente significaban los segundos, desperté y el dolor me recordó que un fragmento de mi vida se escapo, que era inevitable, que en esta ocasión no podría hacer nada para remediar mi mal. A partir de esa madrugada, mi existencia quedo suspendida por varios meses.

Tengo una laguna mental sobre los hechos, es hasta minutos después que la memoria vuelve, me veo tirada en el piso, con las uñas rotas, seguramente al tratar de sujetarme de los escalones para evitar la caída libre, desde prácticamente un segundo piso. No había nada que hacer solo esperar, morder el dolor para no gritar, suplicar y maldecir que necesitaba ayuda urgentemente; sabía que esta llegaría, todos decían que seguro no era nada grave, de lo contrarío no aguantaría el dolor; pero dentro de mí, sabía que algo andaba mal, pero deseaba tanto creer que no era complicado, que debí autosugestionarme con esta idea, lo que seguro ayudo para soportar el dolor con un par de aspirinas. No era tiempo (de nuevo el dios cronos) de ser débil, ni de buscar culpables o pensar en los estúpidos hubiera, así que las lágrimas tendrían que irse a otros ojos. Ya no pude volver a pisar, fui a gatas al baño y me tuvieron que cargar para moverme.

Pasaron largas y lentas horas hasta regresar a la ciudad y ver a un médico, el trayecto fue insoportable, primero por terracería y luego llegando a la ciudad, los topes me saludaban otorgándome una pequeña dosis de dolor a cada paso por ellos, más de una hora sosteniendo la pierna en el aire para amortiguar el movimiento, en un estrecho asiento de una camioneta que no me permitía ni siquiera estirar un poco la pierna.

Después de los estudios, el veredicto fue desalentador, el daño fue grave y la cirugía inevitable, no sólo resulto ser una fractura, sino fueron varias, prácticamente todo el tobillo, me gusta llamarle efecto domino, se partió la tibia, luego el peroné, siguieron los maleolos (que hasta entonces me entere que existían) rematando con un desplazamiento del hueso. Estar ya en el hospital, me hizo sentir un poco a salvo, ahora seguía lo difícil avisar a casa, tratar que la noticia no asuste a la familia y mostrar fortaleza para que todos se tranquilizaran, aún no era tiempo de vomitar el suplicio.

Hay gente que le aterran las agujas, afortunadamente no soy de esas, porqué recibí siete piquetes para poder tomarme un par de muestras de sangre y colocar el suero, mis venas tronaban, yo solo cerraba los ojos cada que veía que tenían que volver a encajar la aguja para no atormentarme más, después de eso un poco de paz gracias a los calmantes.




19 diciembre 2006

El día llego, la típica imagen que toma una cámara en las películas enfocando las luces en los techos en las salas de urgencia, ahora era una toma que observaban mis ojos, me dejaron en un pasillo, esperando mi turno, la operación sería hasta dentro de una hora y media, demasiado tiempo para dejar entrar al miedo a mi cabeza y tragarme (de nuevo) las ganas de llorar delante de un montón de enfermeras, doctores, camilleros y gente de limpieza, curiosos unos, indiferentes la mayoría, mi cara de espanto se debe haber notado porque la doctora que levanto mi expediente la noche que llegue, hasta de mi nombre se acordó y fue a checar como estaba. Los demás me regañarón por leer mi expediente (hasta se burlaron, diciendo que seguramente lo entendería) para saber que me harían, ya que nadie me explico en qué consistiría la cirugía.

La tortura comenzó tiempo después, de ahora en adelante, mi mayor terror son los quirófanos, la gente que realizó la cirugía fue amable, pero el trauma de estar desnudo en posición fetal mientras una aguja atraviesa la columna no es muy agradable y sí doloroso, me amarraron literalmente como un cristo para inmovilizarme, me sentí más vulnerable, ya no sufría sensación alguna de la cintura para abajo, pero el oxígeno me asfixiaba, quería morir, que todo terminará de un tajo, al diablo con el futuro, sólo pedía desaparecer. Si por lo menos te explicarán qué harán, el shock sería menos, pero es mucho pedir a nuestras benditas instituciones públicas. Uno intenta preguntar, pero sólo recibe despectivas miradas, como si uno fuera completamente incapaz de entender lo más simple.

Permanecí semiconsciente toda la operación, ví como me amarraron una venda al dedo gordo y me elevaron la pierna, la limpiaron y luego iniciaron la cirugía mientras el traumatólogo charlaba con su interna y la anestesióloga de cosas triviales, escuche una especie de taladro y para mi sorpresa vi que era un taladro común y corriente con el que me hacían las perforaciones, fue desagradable verlo, pensar que con eso me estaban taladrando los huesos, parecía una película de terror o una cámara de tortura.

Todo terminó después de dos horas, me informan que la operación fue un éxito, me pasan a la sala de recuperación, que más que eso parece una post-carnicería, un solo cuarto para todos los recién operados, una hilera de camas con una lámpara y un enfermero revisando los signos vitales, a los minutos comprendí para qué eran las lámparas, conforme pasa la anestesia, un frío se comienza a apoderar del cuerpo, un temblor parecía que formaría parte de mi por siempre, el calor de aquella lámpara no funcionaba, recordé que así les ponen un foco a los pollitos para mantener el calor, exactamente eso es lo que hacían con nosotros, calentarnos como pollos.

La anestesia se fue y la noche arribo, trayendo consigo la desesperación, una pesadilla que fue subiendo de intensidad, las ganas de tener un guillotina que amputara mi pierna y acabar con el dolor, afuera las enfermeras charlaban, escuchaban la radio y tomaban té, adentro, apretaba los dientes y estrujaba las sabanas, mientras mi madre dormitaba en una dura silla de plástico y el compañero de lado le gritaba a las enfermeras que dejaran dormir. A las tres de la mañana después de ni siquiera poder dar vueltas en la cama, de contar hasta mil, de intentar autohipnotizarme pensando que no dolía, de hasta rezar y esperar que el dolor se fuera o por lo menos disminuyera, grite que me pusieran algo para el dolor, mi petición fue negada –todavía no le toca, hasta las seis de la mañana- eran aproximadamente las cuatro de la madrugada, a las cinco treinta la enfermera se apiado al verme tan inquieta y por fin me puso un calmante.


20 de diciembre 2006

Pasó la peor noche que recuerde, los médicos me dan de alta y en menos de veinticuatro horas después de la cirugía ya estoy fuera, vamos en carretera, no puedo dormir como acostumbro a hacerlo cada que viajo, tengo que ir cuidando cada curva y tope para no lastimarme, llegamos por fin, como dice una vieja canción “no hay nada mejor que casa”.

22 de diciembre 2006

Hoy me han dejado sola, mi hermana se fue a trabajar y mis padres salieron a hacer algunas compras, finalmente pude derrumbarme y llorar.

27 de diciembre 2006

No solía hablar con extraños, ni me gusta pedir ayuda, pero tuve que aprender a hacerlo, una señora enferma de su hombro, me preguntó que me había pasado, le conté y dijo que bueno no era muy grave, le respondí que así era, pero era suficiente para dejarme inútil, comienzas a darte cuenta lo importante que es la salud y como no valoramos cada parte de nuestro cuerpo, y no queda de otra más que educarse a usar lo que sí funciona, aprendí a subir escaleras de nalgas, me daba miedo usar al principio las muletas, a utilizar la cadera para cerrar puertas, cajones; a cargar botellas de agua con el cuello, a bañarme sentada y cuidando de no mojar el pie dañado, llegue a gatear para llegar hasta la orilla de la cama y poder levantarme, a dormir boca arriba, cuando yo lo hago de lado, a depender de mi madre para comer, a esperar que alguien estuviera cerca para que me ayudara a hacer tareas tan mínimas como alcanzar algo, usaba las muletas como una extensión de mis brazos para alcanzar cosas, todo se vuelve tan difícil, duele hasta estirarse.

1 de enero 2007

Algo me molestaba demasiado, en el tobillo del lado izquierdo, no pase buena noche y ni siquiera sabía que de ese lado me habían abierto también, los médicos no me dieron instrucciones de que debían quitarme los puntos y lavar la hérida, pregunte que indicaciones debía seguir, si debía comer algo en especial, etc. Y sólo se me dijo que moviera los dedos y que si se ponía violeta el pie, fuera inmediatamente a urgencias. Así que por puro instinto y lógica, pedí que me quitaran la venda y la férula para ver si no estaría algo mal, en efecto, las gasas se habían pegado con la sangre y fue necesario mojar un rato con agua tibia para retirarlas e ir al siguiente día a que retiraran los puntos, es increíble como ni un solo medico me dijo que habría que hacerlo, de no haber hecho caso a las señales que el mismo cuerpo manda, las puntadas se hubieran encarnado.

31 de enero 2007

A penas habían cicatrizado por completo las heridas y me dicen que hay que abrir nuevamente para retirar un tornillo, se hizo directamente en el consultorio, solo me pusieron una inyección para anestesiar un poco, cuando cortaron no sentí nada, pero el retiro del tornillo fue muy doloroso, el Dr. hurgaba dentro hasta encontrarlo, luego sentí y escuche del rechinido al irlo sacando, no fue algo rápido ni sencillo, como que lo pusieron muy apretado, la anestesía no sirvió de nada, cuando me cocieron, sentí como la aguja atravesaba la piel y el hilo correr por la carne, mientras apretaba entre mis manos fuerte una venda y un par de lagrimas se me escapaban de los ojos, una enfermera trataba de distraerme haciéndome platica y no permitiéndome levantar para observar lo que hacían; otra vez a esperar que vuelva a cerrar la herida y a retirar los puntos.

9 de febrero 2007
Que alegría se puede encontrar en una corriente sandalia de plástico, por primera vez después de tanto tiempo, la inflamación disminuyo lo suficiente como para permitirme poner una chancla de baño y bañarme de pie, sentir el agua caliente caer y lavar todo el cuerpo, que asquerosa felicidad en algo tan simple, como solemos olvidar la dicha en pequeños detalles, dejamos que todo se vuelve tan automático, que hasta que perdemos eso que parecía sin importancia, lo volvemos a valorar.

14 de marzo2007
Por fin me autorizaron ir a rehabilitación, el personal del centro de rehabilitación es tan diferente, amable, considerado del dolor que uno siente; comenzar a mover los huesos atrofiados por la inmovilidad es doloroso, las lagrimas saltan sin permiso a cada movimiento y poco a poco se va recobrando la confianza y la fuerza al paso de los días.

18 de marzo 2007
Siempre he tenido cierto grado de fobia a las alturas, y precisamente relacionado con las alturas, tenía que sucederme un accidente. Decidí subir las escaleras con las muletas, ya lo había hecho una vez, así que me anime a volver a intentarlo, a dos escalones por llegar a la meta, el pánico me asalto, el cuerpo comenzó a temblar y las fuerzas desaparecieron, el miedo a caer de nuevo me ataco y quise gritar y llorar, había que enfrentar al enemigo y con todo el temor subí los últimos escalones, llegue a mi cama y el miedo se fue, prueba superada.

25 de marzo 2007
Todo va bien, el Dr. me lleva a las barras y me pone a caminar, con temor y dolor comienzo a dar mis primeros pasos, se olvida como se hace correctamente, es algo que hacía tan mecánicamente, que te tienen que enseñar cómo hacerlo de nuevo, me sentí tan feliz de volver a estar de pie y dar un paseo por ese pasillo y con el doctor tomándome de las manos como un bebe, para darme confianza.


9 de abril 2007
Regrese una semana atrás a mi casa, ya ando despacito sin muletas, veo como toda la gente me pasa y no falta quien se acomida a ayudarme, aún es muy notoria mi incapacidad y cojeo un poco, sobre todo cuando me quiero obligar a caminar a paso normal, he vuelto al trabajo y subirme al transporte público, todo va regresando a la normalidad, aunque todavía faltan meses para la recuperación total y en caso de rechazo del material, habrá que retirarlo en uno o dos años.

Por lo pronto habrá que seguir siendo cuidadoso, me quedan un par de cicatrices que me recordarán, que soy humano, que nadie tiene nada asegurado y cuanto se puede perder en un segundo, la humildad para pedir ayuda y el compromiso que tengo para dárselo a quien lo necesite, aprendí que hay gente que se vuelve inmune al dolor ajeno (especialmente algunos doctores), pero que también, que aún existe la bondad y almas caritativas que sin conocerte, te tienden una mano, como el Señor que estando descompuesto el elevador me dio su apoyo para ayudarme a subir las escaleras y no solo a mi, sino a todo el que llegaba en muletas o silla de ruedas, mientras a su esposa estaba en quirófano; o la esposa del paciente del al lado que me arrimo la charola para poder comer o aquel chico extraño que paro su auto y ofreció llevarme cuando vió mi cojera y expresión de dolor, y por supuesto como olvidar a los amigos y familia que me prestaron su incondicional ayuda.

Sí, un accidente te cambia la vida, yo tengo suerte y podré no recuperar esos meses extraviados postrada en una cama; pero sí comenzar otros nuevos, pero hay gente que no correrá con la misma suerte, aprendí a mantener una charla con desconocidos y a desearles de corazón que se recuperen pronto, por que sé lo que se siente. Y es que una pequeña o gran hermandad se crea entre los enfermos y los familiares, todos llevamos un lastre que cargar en mayor o menor medida de dolor físico, emocional, social y hasta económico, de alguna manera eso nos vuelve más sensibles y humanos. Los hospitales son otro mundo, al que una vez que entras, aunque salgas sano, ya nada será igual.

Alba (fracturada)
02/05/2007